Paco Cañamero (foto da esquerda), crítico taurino espanhol, arrasa o Maestro Enrique Ponce (foto da direita), acusa-o de há vários anos "não dar a cara" em feiras e arenas importantes, como Madrid e Sevilha e aconselha-o a retirar-se e a tourear festivais, "decretando" que o seu tempo já acabou há uns anos. Transcrevemos na íntegra e sem tradução, o artigo que está a dar que falar e que foi escrito esta semana no site espanhol www.glorietadigital.es.
AUSENTE DE LAS GRANDES FERIAS
La rebatiña de Ponce
29
de febrero de 2012 por Paco Cañamero
A Ponce lo cantan hoy por el rabo que
cortó el martes en la corrida del Día de Andalucía como si fuera la
reencarnación de Domingo Ortega, como hace siempre los que barren a su favor
cuando triunfa en los pueblos. Fue el caso de Sanlúcar, con una corrida a modo,
desde que huyó de las grandes ferias. Cuando ya no anda más que pasando la
gorra, como hace en las últimas temporadas y lo repite en la actual de manera
mucho más exagerada, cuando ya evita hasta dar la cara hasta en Sevilla.
No es un aliciente para la Fiesta que
una gran figura siga ahí, tapada en su particular burladero y sin ser capaz de
encontrar la puerta honrosa de la salida con la categoría que merece su nombre.
Ni es para presumir que alguien como Ponce sea capaz de irse con dignidad y
esté ahí, escondido en el particular circuito de ferias de segundo nivel y
evitar todo tipo de complicaciones.
Lo de Ponce es otro reflejo del torero
actual, en el que todo vale al mando de empresarios sin afición que no buscan
más que llevárselo y que tan llegada están dejando el mundo de la Tauromaquia.
Ponce lleva ya varios años alejando de Madrid, sin dar la cara en la principal
feria del mundo, lo cual en otras circunstancia no se le habría permitido. No a
él ni a nadie porque todas las figuras para competir deben dar la cara en Las
Ventas, plaza que siempre fue la lonja del torero. La que daba o quitaba. Y
ocurrió con los más grandes que deberían comparecer en Las Ventas, aunque si
algún año por una falta de entendimiento no iban trataban de compensar con una
gesta o algo distinto. Como ocurrió en 1968 cuando El Viti no fue a San Isidro
y los Dominguín organizaron el llamado 'San Isidro paralelo' en vista Alegre,
que fue un éxito artístico y económico.
Sin embargo Ponce lleva cuatro años
pasando de Madrid y no ocurre nada. Con el añadido de que ahora también se cae
de Sevilla y todo indica que de las principales ferias solamente irá a
Valencia, tan descafeinada en esta edición, como también Bilbao. A esa Vista
Alegre en la que hace veinte años se hizo figura cuajando un Torrestrella que
lo consagró.
Nadie resta méritos a la importante
carrera de Ponce, ni ahora se va a dar tumbos contra quien es dueño de un
palmarés impresionante, aún a cuenta de que sus detractores siempre cargan las
tintas contra su torero, tan plástico como superficial (sardinetas, que dice
Paula).
Pero lo cierto es que a Ponce no se le
puede levantar la mano cuando, desde hace varios años -y este en un claro
abuso- se esconde en el burladero y no busca más que pasar la gorra en su
particular rebatiña. Ponce no está más en busca de sus últimas pesetas sin dar
la cara, escondido y en su particular circuito tapando huecos a gente nueva en
su actitud egoísta de no colgar el traje de luces. Ni que los públicos le
digan: "váyase usted, señor Ponce". Porque Ponce ya no pinta nada en
el toreo. Ni aporta tampoco nada cuando ya solo busca la compensación de una
pesetas, que muchas veces deben ser amargas. Sobre todo cuando se ha sido una
figura y ahora huye de la responsabilidad de las grandes ferias.
A todo el mundo le llega su momento y el
de Ponce hace tiempo que le llegó. Si quiere torear que lo haga en festivales
que era donde siempre mataba la afición que les quedaba los toreros retirados.
Pero claro, a Ponce le gusta el dinero tanto que no le importa dar un puntapié
a su prestigio torero. Ni a sus logros como rey de una época en la que mandó.
Fotos D.R.